Laberintos (lugares donde un ser amado se pierde)
En qué momento nos perdemos en el laberinto de nuestros miedos?
Miedos que nos alejan de nuestra propia luz, hundiéndonos en las profundidades del dolor, de la percepción errónea que nos cobija en un lugar seguro a toda posibilidad de sentir?
¿En que instante perdemos contacto con el amor, con las caricias y los tiernos abrazos?
¿Cuándo se transforma una cercanía en un desconocido lugar lejano?
Sin saber, perdemos contacto con la dulce mirada del que nos ama… y jamás volvemos a recuperarla…
¿Cuándo dejamos de reír ?
¿Cuándo dejamos de confiar ?
¿Cuándo dejamos de querer estar?
Un día , quizás como cualquier otro, despertamos y no reconocemos a los que nos acompañan.
Si pudiera pedir un deseo, pediría que pudieras salir del laberinto de tu mente, para abrazarte, para mirarte, para amarte.
Sin embargo, sé que toda experiencia humana es absolutamente individual y que la riqueza de nuestro propio descubrimiento se hace a través de la interacción con los seres que están en nuestra vida… en alguna medida todos elegimos donde queremos vivir…
Si alguien de tu vida decide vivir en los laberintos de sus miedos, a pesar de tus deseos, a pesar de tus gritos desesperados por traerlo a la luz, déjalo ir… Sólo su consciencia sabe la razón de su elección.
El amor también es soltar… el amor también es dejar ir.
Yo decido dejar mis manos libres… para dártelas en caso de que quieras volver…
Andrea Sara